942 22 25 15
Calle Andrés del Río, 7, Santander
Estrella cántabra, El Serbal
Lo que da de sí un fin de semana relámpago, compartir mesa con primas y amigas, elegimos El Serbal para nuestro encuentro.
El Serbal abrió sus puertas en el año 1999, en el barrio de Puertochico, Santander y en año 2003 consiguió su estrella Michelín.
“Cantabria, por su privilegiada situación geográfica, dispone de fantásticos pescados y mariscos, los ríos rápidos y caudalosos cobijan al rey de la pesca fluvial, el salmón, y la trucha terciada.”
Para aquellos que desconocen la región, Cantabria dispone de 5 estrellas: Solana, El Nuevo Molino y el Serbal. Además de los dobles brillos para Annua y El Cenador de Amós.
El local es elegante y muy silencioso, con varios espacios, en colores cálidos con amplia separación entre la mesas, de la mano del chef Toni González y el sumiller Rafael Prieto.
Puedes optar por carta o menú, ya sea el gastronómico que consta de un entrante, pescado, carne y postre por 42 euros y 55 con maridaje, el cual elegimos.
El menú degustación, consta de dos aperitivos, tres entrantes, pescado, carne y dos postres, 64 y 85 con maridaje y por último en honor al champagne, a base de 6 platos con una botella de Dom Pérignon Vintage 09 por 140 euros.
Comenzamos con una copa de cava Sumarroca 2016 de bienvenida y diversos panes: integral, orégano, multicereales, espelta, pipas, payés y aceites picual y arbequina.
De aperitivo, bocarte natural con emulsión de AOVE y tomate, maridado con blanco Penedés Xarello Alda, sabor puro, muy acertado.
Continuamos con la ensalada templada de bacalao, setas, pimientos, patata panadera, brotes con albariño, un plato demasiado básico para una estrella, acompañado de Viega Serantes, D.O Rías Baixas.
El tercer pase, la merluza, marcada en piel se termina al vapor, está en tres texturas: sartén, horno y vapor. Acompañado de crema de pepitoria y espárragos, el plato estrella y cava.
Y por último, la presa ibérica frita al carbón con jugo de carne y zanahoria con Enate 2010.
De postre, helado de queso con fresas.
El «pero», está claro y fue el servicio; hay malos días para todos y sin duda el jefe de sala lo tuvo esa noche.
El maridaje, muy mediocre, no lo veo apto para una estrella, encima con la maravillosa bodega que tienen, una lástima no haber optado por nuestra selección.
El precio ajustado sin duda, aunque a veces, no lo es todo.
Menú con maridaje 55 euros.
Tiendo a disfrutar de mis experiencias en cada uno de los restaurantes donde voy, que por fortuna son bastantes al año, me gusta sentirme cómoda, hablar, reír y disfrutar de la experiencia.
El preguntar y aprender, es parte de ello, pese a los malos gestos del encargado de sala quien fue realmente desagradable, pasamos una buena velada.