Lur, la cocina casera de la tierra
Tuve la suerte de conocer Biko, ( reseña aquí ) hace un par de años, y lo recuerdo como experiencias inolvidables, con platos de cocina tradicional como los chipirones en tinta o sus pescados receta de la abuela.
Y por otro lado las técnicas, los contrastes y la fusión que engrandece la otra cara de sus platos, no en vano ha sido reconocido entre los 50 mejores restaurantes del mundo por varios años, por cierto este mes de diciembre reabre sus puertas.
Los principios de esta historia tuvieron lugar en la cocina del Tezka, restaurante del chef Juan Mari Arzak, que recuerdo aún cuando lo visité y me contó su proyecto en México, pues sí, allí inició Mikel Alonso.
Posteriormente fundó Biko, donde Gerard empezó su andadura en los fogones, hoy en día forman un gran equipo.
Queremos tener esta identidad casera de productos que salen de la tierra
Lur, tierra en vasco, es el la nueva ocurrencia de los chefs Mikel Alonso y Gerard Bellver, ¿por qué no crear un espacio gastronómico sin etiquetas, distendido, con cocina casera? Ni de aquí, ni de allá, donde el cliente se sienta realmente a gusto y disfrute de una cocina relajada?
Comida confort y sabores hogareños
Pues comencemos, he de comentar que la profesionalidad se capta a partir de hacer la reserva, resolutivos y muy amables, fue un buen inicio.
El local, está ubicado en la primera planta, disponen de ascensor, cocina abierta y la decoración es en tonos cálidos, plantas y sillones, que crean un ambiente muy confortable, cálido y acogedor.
La terraza también es digan de conocerse, en la parte alta del local, para tomar algo relajadamente.
De entrada, te ofrecen aguas frescas en un carrito, algo típico de México, de Jamaica con tomate o piña con cardamomo? Ahora, si lo prefieres puedes elegir un cóctel o decantarte por la carta de vinos.
La carta es corta y fácil, entrantes como la sopa de frijol que tanta fama tiene, el salmón marinado, las quesadillas y de platos fuertes la hamburguesa de waygu, el pollo casero, los magníficos pescados o el chuletón.
Nosotros elegimos un agua de piña y el cóctel del mes, a base de mezcal 400 conejos, almíbar de pipicha, limón y sal de quelites- plantas de follaje comestible- zumo de tomate verde y cointreau, fresquito y suave.
Platos sin banderas
Comenzamos con uno de los platos clásicos del Biko, sus croquetas de jamón, que te las recomiendo ampliamente, cremosas y deliciosas y el salmón marinado con patata, jocoque, semillas de linaza acompañado de una vinagreta de encurtidos, plato ligerito y bien armonizado.
Continuamos con el huachinango con almejas en salsa de espárragos, lo cual evoca la tradición de la casa de las abuelas, ese cariño y esos sabores que permanecerán siempre en la mente y el corazón.
En este caso el acompañamiento fue a base de mezcales para no cambiar de palo o de bebida, mezcal Ponte chingón
De San Luis Potosí, Joven, de Espadín, en tinas de madera de roble, doble destilación en alambique de cobre, 43% Alc. Vol.
El rey de la tarde fue el mezcal añejo cristalino Contraluz, Espadín, añejamiento de 12 mese de barrica en barrica de roble americano.
De postre elegimos el arroz con leche requemado, estaba realmente en su punto, acompañado de una terrina de helado de turrón.
Aunque no me gusta comparar, diría que mantiene la esencia de Biko, con cocina de la abuela, bajo un ambiente más relajado y con precios más asequibles.
Tomamos cafés para finalizar, la sensación de estar a gusto y en todo momento recibir atenciones y amabilidad, te hace sentir especial, un bravo al capitán César Alvarado y su equipo.
El ticket ronda entre 600 y 800 pesos aproximadamente, sobre 30 euros.
Un sitio digno de recomendar, y os cuento un secreto? En breve se inaugurará el restaurante Koma en Palmas, así que tomad nota.